
Blog_Dra.-Paula (102)
Blog de la Doctora Paula
Medica especializa en Medicina Física y Rehabilitación trabaja en el servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario de Fuenlabrada
Bébédjia, a 5 de febrero de 2023
Amanecí sin voz pero con todísimas las ganas de hablar. No sólo estoy muda. Me acompaña una tos perruna que aleja hasta a los más valientes. Difícil abrazar a diestro y siniestro (y mira que me gustan los abrazos, pero hay que contarse cuando el modo infectocontagioso is ON).
Parece imposible que ya haya pasado un año. Bébédjia ha cambiado poco. La misma carretera, el lento ir y venir de la gente por sus orillas, la tierra roja, los árboles de mango con sus frutos todavía inmaduros, los niños que te llaman “nazara” desde lo lejos para captar tu atención, las cabras, gallinas y cerdos libres, comiendo Dios sabe qué del suelo (porque sólo hay tierra y basura), el puesto de la madre de Eveline, la tiendita de Abakar y la de Abdel (que me gusta más), el Amikal, las pequeñas montañas de ceniza por aquí y por allá, el mercado…
Hace mucho calor para la época del año en la que estamos. Mucho más que el año pasado. El calentamiento global es, efectivamente, global.
Parece que van a abrir la gasolinera que cerró antes de que yo pusiera un pie en esta tierra. Mientras tanto, los pequeños comerciantes siguen ofreciendo sus botellas rellenas del preciado líquido.
Han abierto una nueva discoteca que se llama Facebook. Dicen que la música es buena y es algo más chic que la corrala de La Petrolier.
Prometo ampliar la información a este respecto.
Y aunque el escenario sigue más o menos como lo dejamos hace algo menos de un año, han cambiado alguna de las actrices principales.
En la casa de las Combonianas hay nuevas caras. Sor Susan, Ugandesa, ha venido a tomarle el relevo a Sor Elisabeth, que se retira de la cancha de juego (merecidisimamente) durante un tiempo todavía por determinar. Es mucho más tranquila que la brava italiana, pero es cercana, amable y parece que aprende rápido (no le queda otra a la pobre). La presión supongo que será inmensa. Cómo sustituir a la doctora que ejerce de ginecóloga, cirujana general, traumatóloga, uróloga, internista, pediatra y radióloga? Je ne sais pas, vraiment. On verá.
Sor Pilar volverá en unos días de Congo y Delphine ya se marchó a Italia. Parece que Marie la seguirá en un mes. Ambas deben seguir su formación antes de realizar los votos definitivos.
En casa de las mexicanas también hay sangre nueva. A Sor Laura ya la conocíamos del año pasado. Había llegado 4 meses antes que nosotros con su sonrisa gigante y sincera, sus ganas y sus nulos conocimientos en francés. Se ha hecho con los niños de la APMS y parece seguir contenta. Ines y Teresa se han marchado, y ha llegado una hermana que se llama Guadalupe que me ha requetechiflado. Es de esas personas que sonríen con los ojos que a mi me gustan tanto. Simpática, divertida y sobrepasada por el francés (ella ni papa tampoco). Nos han invitado a un licuado de concentrado de hibisco, limón y apio que Jose quiere plagiar desde ya, aunque sin licuadora no veo cómo se va a apañar. Y sin apio, que yo no he visto ninguno en el mercado. Y sin frigorífico que funcione 24/7.
El hermano Jesuita que operaba en Goundi se ha marchado, así que ahora también vienen a Saint Joseph los pacientes de esa parte del país. La Cirugía, a tope.
Llegaron 3 médicos recién licenciados hace unos días, pero lamentablemente uno de ellos (el que parecía tener más habilidad con el bisturí) ya ha causado “alta voluntaria” (por no decir que se ha fugado tras firmar el contrato) porque quiere quedarse en la capital. Qué difícil es la fidelización de los médicos aquí. O los integra el estado, o se marchan a ciudades más grandes o incluso a otros países para hacer la especialidad (normal por otra parte) o les contrata una gran ONG. Elisabeth está que trina. Solo espera que los otros dos duren un poquito más.
Mañana nos esperan a las 7 de la mañana para iniciar la semana. Conoceremos a los nuevos médicos y Jose, Rocio y María Jesús podrán tomar el pulso al Saint Joseph.
Un abrazo a todos.
No os hagáis los remolones que a vosotros no os contagio y me encantan los achuchones.
Dos semanas antes: tu marido se pone enfermo y no para de toser. Noche y día. Tu a lo tuyo, con la sesión en francés sobre los traumatismos craneoencefálicos.
5 días antes: cae numero 3. Inicialmente síntomas débiles
4 días antes: síntomas floridos del virus que toque. Compendio respiratorio e intestinal.
Pero claro, tú ya te lo has comido a besos.
48 horas antes: llevas tus gafas progresivas (si, progresivas) a una Optica random para que te ajuste las patillas y te las ajusta. También calienta tanto la cosa que las lentes se cuartean tipo tierra seca de zona semidesértica en verano. Ya no ves. Y ella, se hace la sueca. Y, por supuesto, NADIE te hace unas progresivas con ene mil tratamientos (o sin ellos) en 48 horas.
Oh wait! Si tienes el mejor óptico del universo en Villaviciosa de Odon! Él lo intentará.
48 horas antes también: te empiezas a encontrar como el culo. Trasferencia vírica de número 3 a madre COMPLETED.
Menos de 24 horas antes: tienes que comprar unas gafas más pequeñas que las que tienes para adaptarle las progresivas que vienen, en plan carrera de relevos, desde Alemania ni mas ni menos. Con la de cosas que tienes que hacer, a menos de 24 horas del despegue, una menda se halla en la zona de gafas de sol del Hipercor de Pozuelo en busca de unas gafas para microcéfala, graduables y que no se apoyen con toda su ira en la nariz. Crees que las has encontrado aunque quedan un poco grandes. Utilizas una tarjeta abono que te encuentras en el bolso para pagar. Te vas a la óptica del corte inglés donde te dicen que ese plasticazo no admiten modificaciones ni graduación. Vueeeeeelta a la zona gafas para devolverlas y buscar otras. Devolución a la tarjeta regalo que se queda en el puesto de pago a la espera de reutilizar mientras buscas otras. En ese ínterin otra clienta pasa a la zona de caja para devolver unas gafas y no se sabe bien ni cómo ni por qué acaba con mi tarjeta de abono con mi dinerito y el suyo en mi tarjeta de abono. Cuando nos damos cuenta ha desaparecido. Trámites de recuperación de saldo: 1 hora y media.
Ohhhhhhhm.
Tareas pendientes: acabar maleta, imprimir billetes, seguros, charlas, certificados COVID, comprar algodón y tierra biodegradable para el hámster, vuelta a la farmacia (6ª vez en la última semana) porque se te ha olvidado comprar algo, llamadas, ir a Villaviciosa de Odón a que me adapten las lentes (en serio: lo de mi nuevo óptico es increíble), cenar, beberme una copa de vino, hablar con los niños y ronda de mimos, atar cabos sueltos con marido, cargar cajas y maletas en el coche, meterme en la cama e intentar dormir antes de que suene la alarma a las 3:00.
Ojos como platos
3:00. Empieza el viaje
Cada viaje es distinto y todos igual de terroríficos.
Las escalas demasiado largas, pero nunca lo suficiente para que no te encuentres a ti misma el el último minuto corriendo de un lado a otro para que te de tiempo a ir al baño, rellenar la botellita de agua y comprar algo de comida antes del embarque.
Bajo los efectos de los corticoides, puedo presumir de no haber echado ni un sueñecito en las 10 horas de vuelo que siguieron al estrés pero embarque.
Y con ese estado de alerta aterrizamos en NDjamena a la hora prevista, dispuestos a enfrentarnos al control policial, al momento en que te cambian tu pasaporte por un salvoconducto y al momentazo final aeropuertil de discusión sobre el contenido de las maletas, si tenemos este u ese papel, que si nos las quedamos, que si el ministro de sanidad no ha dado el ok…
Advertidos de que es la última vez que nos dejan llevarnos las maletas sin tener todos los papeles en regla, vamos a la busca de Jean Paul y la Toyota del hospital que nos llevará al centro de acogida donde pondremos las piernas en alto unas 6 horas antes de salir para los trámites en el viceconsulado y emprender la tortura de viaje que nos llevará a Bébédjia.
11 horitas alternando carretera potable y pista de ralley que nos ha obligado a parar varias veces para evitar que la pobre Rocio colapsara del mareo que llevaba la pobre. Y agradecidos de cada parada que nos permitía desencajarnos del asiento y estirar las piernas.
11 horas hasta llegar a Bébédjia con la bolsa de medicamentos que necesitan frio en una mochila térmica que ha hecho su papel gracias al hielo que nos ha conseguido Jean Paul en NDjamena.
11 horas de sudor, dolor de sacro, de rodillas, de garganta in crescendo amenizados por la música de la lista más choni de Jose.
Y tras casi cuatro horas de asentamiento en Saint Joseph, de reparto de chambres, búsqueda de misioneras para que el contenido del termomacuto no se perdiera después de toooodos los kilómetros recorridos, cena y charla con Elisabeth, me encuentro de nuevo en mi crisálida, preguntándome si el sonido del mosquito está fuera o dentro de la misma.
Ya estoy en casa.
Bébédjia, a 12 de febrero de 2022
Mis frascos
Siempre he pensado que sería maravilloso poder guardar imágenes, sonidos, sensaciones, olores y emociones en pequeños botecitos mágicos que uno pudiera abrir cuando lo necesitara para trasladarte, momentáneamente, a esos lugares o a esos momentos tan especiales.
Hoy toca fabricar esas botellitas imaginarias para guardar todo lo que no quiero olvidar.
No quiero olvidar a Modeste-Miracle, a Issa, a Bienvenue, a Yvette y Jackie, a Orphine, a Sandra, Michel, Moustapha o Ahmed.
Quiero guardar en un botecito especial a Emmanuel, en el mismo en el que guardé a Survi en 2019.
Un frasquito contendrá a las misioneras a las que quiero desde hace años y a las nuevas incorporaciones de Mbikou, Doba y Bebotó. Este frasco habré de abrirlo cada vez que piense que mi día a día es duro o cuando la tibieza contamine mi fe.
He conseguido que venga Marie con su tía para despedirme de ella y darle un pañuelito mío que cubra sus cabellos pelirrojos por la malnutrición y que, de paso, alegre su triste mirada. Y unos bombones. Y unas espirales antimosquitos. Y unas galletitas. Y jabón. Y una tetera de plástico. Y agua. A cambio me la llevo en el botecito donde está Blanchie.
En el frasco destinado a los Discapacitados de Mbikou, he añadido a dos más: Franklin y Charlotte. Todos para dentro. Compartiré su esencia con sus generosos padrinos.
El bote de los huérfanos apadrinados gracias al proyecto “estudiar en Chad” está cada vez más lleno. Brilla más, hay más risas, menos malnutridos y mejores notas. Esta esencia la inhalaré cuando esté de bajón. Probablemente iré necesitando un continente mayor, porque hay casi 100 alumnos en Bebotó que necesitan padrino. Ya os contaré más adelante.
Nuestra cocinera Jeannette y sus sabrosos platos merecen el bote de los sabores. El aguacate, la lechuga, la cebolla, la berenjena, la pizza de cabra y la mousaka con bechamel hecha con leche en polvo Nido.
Me guardo el olor ajazminado de unas flores que nunca llegué a identificar. Un olor dulce y suave que nos ha acompañado todo el viaje y que nunca había sentido en las misiones previas.
Los majestuosos mangos con sus frutos todavía inmaduros, los árboles de flores naranjas, las buganvillas, las estrellas que brillan más que en casa, la luna que crece de abajo a arriba, el sonido de las aves nocturnas y la voz de Sor Marie cantando.
Me guardo los momentos de risas (muchos) y los más tristes y bajos.
El color azul de Saint Joseph. Mis compañeros. Mis amigos.
Hoy acaba la misión en Saint Joseph.
Nos espera el espantoso viaje de vuelta pero también la llegada al maravilloso dentro de acogida, lugar donde das al interruptor y la luz se enciende ¡a cualquier hora!
Antes de montarnos en el avión nos haremos la PCR (que esperemos sea negativa), nos enfrentaremos a los tediosos trámites del aeropuerto y, si Dios quiere, volaremos la madrugada del martes al miércoles.
Muchas gracias a todos los que habéis querido abrir los ojos y los oídos durante este mes. Los que habéis accedido a compartir el dolor, la enfermedad y la muerte con nosotros, con ellos. A todos a los que os entristece el sufrimiento ajeno y os enoja la injusticia. A vosotros, qué soñáis con un mundo mejor, más equitativo y solidario.
Nos vemos en la web www.enganchados.org, en nuestro perfil de Instagram @enganchados_oficial, en facebook (Enganchados ONG) o en Twitter @eCHADnosunamano.
Merci. Oi djo. شكرا لك.
À tout! Beré! إلى اللقاء
Bébédjia, a 11 de febrero de 2022
Oro rojo
Los españoles somos conocidos por nuestra generosidad como donantes. Nuestro espíritu solidario debería exportarse, como el aceite de oliva o el vino. Marca España. Sobretodo a países como éste donde tanta necesidad hay a diario.
Las malarias de repetición ocasionan un aumento de destrucción de glóbulos rojos y una disminución de su producción, causando anemias graves y siendo especialmente susceptibles los niños y las mujeres embarazadas. Todos los que hemos trabajado aquí nos hemos enfrentado con hemoglobinas de 1 o 2 gramos y nos hemos preguntado cómo es posible que sigan vivos. Son la raza fuerte, de eso no tengo duda.
Teniendo en cuenta que la mayoría de chadianos son más bien de hemoglobina baja, en caso de parto o cirugía todos necesitarán al menos « une poche » del preciado líquido.
Gracias a nuestro hematólogo enganCHADo, Alfredo Bermejo, creamos un banco de sangre en Saint Joseph. La cosa tiene su intríngulis, porque para mantener la sangre donada en condiciones, tienes que disponer de un frigorífico cuyo funcionamiento no dependa de la electricidad, sino de la energía solar, del gas o de ambas. Encontrar el bicho no resultó no fácil ni barato, pero gracias a él, a las campañas de sensibilización y a las mejoras en el laboratorio, ahora podemos presumir de un pequeño banco.
Hay dos tipos de donantes: los donantes voluntarios y los donantes “por necesidad”. Los voluntarios suelen ser estudiantes de liceo, sores y enganchados. Pero somos minoría. Y eso que te dan un snack como premio. La mayoría de los que acuden al banco son familiares de pacientes. Llegan varios juntos (no siempre, que hay pacientes que mueren esperando a que algún pariente se acerque por allí), confiando en que al menos uno de ellos sea de un grupo compatible.
Una vez encontrado el donante, hay que hacer una batería de tests para descartar que tengas infección por VIH, hepatitis B, C o sífilis. Lamentablemente, en ese despistaje, son muchos los que se quedan fuera.
Da un poco de nervios todo el proceso. El cuarto de extracción es pequeño y está concurrido: familiares pendientes de testar, donantes voluntarios zampándose el premio post-donación, y una rata a la que le gusta trepar por la pared que está justo en frente de la camilla de donación (que, por cierto, es comodísima). Primero analítica en brazo derecho para despistaje de enfermedades contagiosas.
La espera para recibir el resultado de las serologías se hace eterno, por muy tranquilo que seas.
Una vez recibido el “apto” para donar, te toca el momento “atravesar la vena” con una “aguja” que parece una pajita de esas que vienen con los refrescos.Un tubito pequeño mínimamente biselado. ¿Es necesario tamaño diámetro? Pues parece que si, porque semejante tubo facilita que la sangre salga a toooooda pastilla, que no hay un minuto que perder. Es molesto, pero dura poco.
Para animar al personal, a los voluntarios se les premia con una bebida de cola y una lata de sardinas. Son muchos los que piensan que bebiendo Coca cola la sangre se repone porque es el mismo color, así que aprovechemos el efecto placebo ?.
Mi grupo sanguíneo es el más deseado aquí (y en todo el mundo). Intento no donar hasta el final del viaje (que después siempre me pongo malucha y no sé bien por qué), pero si hay algún paciente que necesita desesperadamente una bolsa de mi grupo, adelanto mi donación.
Este año, mientras donábamos, Marimar intentaba animar a los candidatos a donantes “por necesidad” a que regalaran una bolsa de su sangre “a fondo perdido”, para otros pacientes. La filosofía del banco de sangre, vaya.
Obtuvimos una negativa clara y argumentada: todos tienen anemia y no tienen qué comer. Fin de la discusión.
Todo es difícil aquí. Todo.
Esperemos que de los liceos salgan muchos voluntarios, porque la época de lluvias está cerca y empieza el crecimiento exponencial de anemias graves.
Uno de los objetivos de este año es mejorar el laboratorio, no sólo ampliando los espacios, sino dotándolo de equipos que permitan ampliar los estudios que ya hacemos. Y, por qué no, ideando estrategias que incrementen el número de donantes voluntarios.
¡Tú puedes empezar a ayudarnos contando nuestro proyecto! Necesitamos socios y donaciones.
Encontrareis más info en la web www.enganchados.org
Gracias a todos
Bébédjia, 10 febrero de 2022
El tsunami
La muerte aquí se celebra más que la vida.
No se festejan los nacimientos.
No se celebran los cumpleaños.
Si alguien enferma, la familia intentará ahorrarse hasta el último franco aunque le cueste la vida al doliente.
Se llevarán a los enfermos a la aldea a morir, como pasó con Orphine, la niña con quemaduras graves que debería haberse quedado para seguir con las curas y para que Elisabeth le amputara la mano, necrosada e infectada. Morirá sola en la aldea, aislada porque cada vez olerá peor su mano putrefacta, ignorada porque la enfermedad en alguien que no ha completado su ciclo de vida “normal” es debida a un mal de ojo o a un pecado cometido por otro miembro de la familia, y debería purgarse.
Si la vida de alguien se ha detenido antes de casarse y de tener descendencia, no se celebrará funeral. Creen que volverá de nuevo a la tierra y se volverá a repetir su malograda vida una y otra vez. Por eso, si te marchas demasiado pronto, puede que te entierren con agujas o pinchos en las plantas de los pies, para que no vuelvas nunca.
Pero si el que fallece no es un niño o un adolescente, comenzará la locura: las jornadas de funeral. Vendrán a celebrarlo los familiares de todos los rincones de Chad. Teniendo en cuenta que se practica la poligamia y que uno puede tener más de 30 hermanos sembrados por aquí y por allá, imaginaos la convocatoria.
Hay madres que dejan a sus hijos en casa para acudir a un funeral remoto de un primo para comprobar, a su regreso, que alguno de los pequeños ha muerto de inanición. Esto ha pasado. Pero se acepta porque la madre iba a festejar un entierro y eso, mes amis, es lo que verdaderamente importa. Siempre.
La comida la proporcionará el familiar más directo (mujer, marido, madre, padre, hermano…) durante los días que duren las exequias (variable según el poderío).
Nos cuentan las hermanas de Bebotó que , últimamente, está muriendo mucha gente de todas edades y que hay familias azotadas con 3 o 4 bajas en un espacio corto de tiempo. Si ya les resulta difícil vivir de lo que cultivan, imaginaos cómo se enfrenta una familia a 4 decesos seguidos. Los dos sacos de milo con los que podría vivir una madre y sus hijos hasta que terminara la época de lluvias, se esfuma. Y no hay manera de intentar razonar con ellos. Lo primero es el muerto. Aunque el fallecido se lleve por delante, finalmente, a todos los miembros de una misma familia.
Por eso igual tiran la toalla tan pronto.. Porque si se endeudan con los tratamientos y finalmente el paciente muere, no podrán enfrentarse al funeral.
Abandonar al enfermo y acompañar al difunto. Así es y así seguirá siendo. Y hay que conocer el por qué de las cosas y aceptarlo para no enzarzarte en una discusión inútil cuando luchas para que no dejen morir a una niña sola, muerta de dolor y estigmatizada.
Que la muerte te lleve pronto, pequeña.
Bébédjia, 9 de febrero de 2022
La formation
Todavía recuerdo el día que imparti mi primera formación en Saint joseph. Hablé (bueno, quizá eso es mucho decir) sobre la terapia Vojta en el manejo de los niños con daño cerebral.
Me expresaba tan mal en francés que tuve que hacer teatro. Mucho. Tanto que parecía que estuviera jugando a uno de esos juegos en los que uno interpreta y el resto de su equipo intenta adivinar una peli o una profesión. Afortunadamente el contenido era más práctico que teórico (porque explicar las bases de la locomoción refleja me parecía too much), así que con pocas diapositivas (muy visuales) creo que la mayoría entendió lo esencial de la charla. No conseguí ningún voluntario (todos agachando la cabeza y mirando el cuaderno), así que utilicé a la pobre Nerea (que se colocó sobre una mesa) para que al menos entendieran las posiciones de partida. Desconcierto inicial, muchas risas al final. También llevé material plastificado para que pudieran pegar en las paredes de la pediatría y, los enfermeros que tuvieron curiosidad, pudieron aprender la técnica con modelos de verdad durante unas semanas.
Las sesiones que imparto suelen ser así. Prácticas e interactivas. Ya no tanto para subsanar las lagunas lingüísticas en francés (que también) , sino para que se despierten (porque la hora es criminal), para distender un poco el ambiente y , de paso, que pasen un buen rato riéndose de la nazara.
Sin duda, la sesión más divertida fue la de las disfunciones del suelo pélvico.Tuve al personal respirando y concentrándose en contraer los elevadores del ano durante más de media hora. Épico total.
Dejemos para otro día la dificultad que entraña prepararte sesiones en francés (tarea titánica donde las haya).
A lo largo de estos años, los voluntarios de enganCHADos hemos llegado a impartir más de 40 sesiones sobre temas muy dispares. Después de cada día de formación, les entregamos el correspondiente diploma y, posteriormente, les invitamos a comer y beber.
Este año hemos simplificado un poco el menú porque el tema cabra o pollo es de complicada gestión. Una mujer emprendedora “Bébédjiana”preparó unos deliciosos bocadillos de carne para todos. Hemos hablado del manejo del paciente politraumatizado, de la malaria congénita, las convulsiones en pediatría y los accidentes cerebrovasculares (ACV en lo sucesivo, que me duele el dedo).
Me pareció una idea estupenda el tema de los ACV porque aquí son cada vez más frecuentes. Pero claro, todo hay que adaptarlo a esta realidad. Aquí se debe manejar esta patología sin pruebas de imagen, sin posibilidad de trombolisis, trombectomía o neurocirugia, sin medicamentos para el colesterol o la diabetes, sin anticoagulantes o antiagregantes diferentes a la aspirina, (que además es muy difícil de encontrar) y sin profesionales formados para tratamiento rehabilitador…el panorama es desolador.
Lo que SI podemos hacer es controlar las constantes, evitar factores de riesgo cardiovascular (muchos inevitables sin el tratamiento específico) y rezar.
Pero claro; cuando les hablas de hacer deporte te dicen que no pueden porque no tienen zapatillas y porque además casi todos tienen anemia (sin olvidar el calor tórrido durante muchos meses al año). Si insistes en una dieta sana, te recuerdan lo caro que resulta comprar frutas y verduras aquí.
Todo el mundo da el OK a la parte de rezar (menos mal).
A pesar de la complejidad de los temas, este año han preguntado más y creo que todos se han beneficiado del debate. Que aumente la curiosidad es buena señal.
Tenemos planes para empezar otra vía de formación…¡que se preparen nuestros amigos y compañeros sanitarios porque necesitaremos apoyo y muchos voluntarios!
Un abrazo, gente
Bébédjia, a 8 de febrero de 2022
El mes de la gloria
Así llama mi hijo Juan al mes que me marcho a Africa. Se libra de la que él considera “la mujer más pesada del mundo”.
Él realidad creo que yo descanso más que él ;)
Me dice que el mes se le hace corto. Y no le falta razón. Siempre se queda corto.
Es fácil olvidarse de las necesidades de otra persona si uno no se pone en su lugar, si no lo conoce bien.
No se trata de venir con el convencimiento de que tu manera de trabajar es la mejor, de intentar imponer tus cambios para que ellos se den cuenta de que lo que hacían hasta ese momento estaba mal pero que, gracias a Dios, han llegado los nazaras a abrirles los ojos.
No. No es eso.
Aunque a Juanito se le pasa el mes en un abrir y cerrar los ojos, a muchos les parecen nuestras misiones demasiado largas. ¡Un mes! ¡Y cada año!
Parece mucho pero no sobra ni un minuto de nuestra estancia.
Debes que pasar visita con ellos para conocer las patologías más frecuentes, darte cuenta de que falta personal o detectar dificultades de manejo de determinadas enfermedades (lo que facilita la elección de temas para las sesiones generales). Es el momento también de la formación practica, a pie de cama, donde muchas veces el que aprendes eres tú. Y, sobretodo, es el rato en el que aprendes a aceptar que los familiares se nieguen a que el enfermo consuma más tiempo y dinero y que quieran llevárselo a la aldea a morir. Eso hay que vivirlo y asumirlo. No hay otra.
Tienes que haberte hecho cargo de un paciente, haberle pedido pruebas (para comprobar que lo que pides no se puede realizar en el laboratorio o que si se puede pero desde hace más de un año no hay reactivos), y haber prescrito tratamientos (y escuchar la temida frase: “en rupture depuis…” ).
Es importante que hayas estado en las distintas áreas del hospital en diferentes momentos para comprobar cuándo hay luz y cuándo se apaga..
Debes haber dedicado tiempo charlar con tus compañeros de distintos servicios para poder conocer sus inquietudes y necesidades, sus problemas y sus sueños.
Y al menos haber intentado mezclarte con la gente de la calle y hablar largo y tendido con misioneras que llevan años aquí para conocer y entender sus creencias y su cultura para después, integrando todo lo vivido, lo luchado y lo aprendido, poder dialogar y, con humildad y respeto, ofrecer tu apoyo para lograr un objetivo previamente consensuado.
Y ese trabajo de campo no se puede hacer en dos semanas, ni siquiera en una sola misión. Por eso venimos el mayor tiempo posible y por eso repetimos. Y eso lo podemos hacer porque el hospital donde trabajamos en Madrid nos lo permite (y nos lo facilita) y porque el ayuntamiento al que pertenece nos apoya. Bueno…y también porque hemos casado bien :)
La reunión con la dirección de Saint Joseph ha sido muy agradable y fructífera. Nos hemos sentido familia.
Cuentan con nosotros para seguir mejorando la atención sanitaria de los pacientes del distrito (aunque la verdad es que vienen de todos los rincones de Chad) y nos agradecen , de corazón, nuestro apoyo. Y con ese motor estamos deseando volver para arrancar nuevos proyectos y para volver a la carga, que el COVID nos ha dejado alelaos.
El mes de la gloria va llegando a su fin y, aunque haya días en que hemos podido aportar (y mucho) y otros que borraríamos del cerebro, creo que el balance es absolutamente positivo.
En breve…¡a por los 11 meses de furia Chadiana en España!
Bébédjia, a 7 de febrero de 2022
Depassée
Desbordada, agobiada, superada por los pacientes y por sus patologías.
Mi mañana estaba programada para el tratamiento de 3 pequeñas en la pediatría y para la recogida de datos sobre ingresos, estancias y manejo de los pacientes tuberculosos, pero ha acabado con llorera encima de la mesa de comedor.
No hay luz. Es un problema de cables y comidos o chamuscados, pero lo cierto es que no llega la corriente a la pediatría, medicina, maternidad o a las camas de cirugía. Y cada vez que falla algo eléctrico siento que he vuelto a fallar, que soy experta en poner parches pero incapaz de coger al toro por los cuernos.
Ha ingresado otro pequeño con un traumatismo craneoencefálico. Otro más. Con el cráneo fracturado y semicomatoso. Y ni oxígeno podemos ponerle porque no hay luz.
En medio del complejo manejo del pequeño, me ha enviado Francis (auxiliar de fisioterapia de Handicapes de Doba) una preciosa niña de 6 años para valorar una espalda “pas droit”. Si. Escoliosis tiene. Pero también 6 gr de hemoglobina, masas abdominales y una auscultación patológica. Es hija única. Y el juicio diagnóstico en este momento es el de probable linfoma. Y con ese juicio se quedará porque aquí no hay ni posibilidad de confirmación anatomopatológica ni de tratamiento. Solo queda intentar encontrar un donante de sangre compatible y trasfundir para intentar remontar la hemoglobina antes de intentar llegar hasta N’Djamena en busca de una unidad oncológica.
Su madre, Grâce, está separada y el ex no quiere saber nada de ellas. Es elegante, educada y, durante todo el proceso de diagnóstico ha mostrado una serenidad impactante.
También han traído un bebé de un año escaldado al que han tenido que sedar con ketamina para realizar la cura. El pequeño tiene alrededor del 35% de la superficie corporal afectada.
Las quemaduras, en nuestro medio, representan la cuarta causa de muerte accidental. Aquí son lamentablemente más frecuentes. Sobretodo en esta época “fría”, en la que las familias intentan calentase a golpe de fogata.
Sigue ingresada Orphine, la adolescente epiléptica con quemaduras graves producidas al caerse sobre una hoguera en plena crisis. La niña que nos impresionó a todos al principio por su tolerancia al dolor, cada vez aguanta peor las curas y los intentos de movilización. Se juntan el miedo y el dolor. Por eso, y porque los familiares están comprobando que este proceso será mucho más largo y costoso de lo que creían, se la quieren llevar a la aldea. Y no puede irse porque va a morir de una sepsis si se va. Porque pronto habrá que amputarle al menos dos dedos y le quedan semanas de curas.
Aparte de la trauma(y de la primera ola de COVID, donde una hizo lo que pudo), no estoy acostumbrada al manejo del paciente agudo. No sé. Me siento como una R1 en su primer mes de residencia. Se me hace bola. Me angustio porque siento que, probablemente, no estoy ofreciéndole el mejor manejo al paciente con los medios de que disponemos.
Teniendo en cuenta mi base perfeccionista, mi signo del zodiaco y el cansancio acumulado, creo que es normal que haya días que me venga abajo “por rebosamiento”.
Javier me intenta animar, siempre, a pesar de que se que a veces duda de que este sentimiento sea 100% real. Pero lo es. No busco adulaciones. Busco desahogarme, recomponerme y seguir.
Cree que sufro más porque me aprendo el nombre de cada paciente, de las madres, de los cuidadores. Pero es que no sé funcionar de otra manera. Y si fuera ese el motivo del sufrimiento, no querría que fuera de otra manera. No lo hago solo aquí. Lo hago en mi otra casa, Fuenlabrada.
Que este “solo se que no sé nada” sirva de motor para mejorar. Aunque de cuando en cuando me desmorone un poco.
¡Mañana será otro día!
Beré!
Bébédjia, a 6 de febrero de 2022
La kaká
Si en nuestra burbuja las abuelas son IMPRESCINDIBLES, aquí más.
Las abuelas, a las que llaman “kaká”, ya han superado la infancia y la mutilación genital femenina. Han sobrevivido a la maternidad (tanto a las gestaciones como a los partos), a la menopausia y a incontables malarias. Sus arrugas son las medallas que han ido recibiendo en su paso por vida. Ellas han sido las vencedoras de la implacable selección natural.
En cuanto vi a Jackeline, supe que iba a ser una de esas abuelas. Supe, de inmediato, que iba a esforzarse para sacar adelante a la pequeña Ivette, de dos añitos de edad. Y no me equivoqué.
Su nieta ingresó con malaria cerebral poco después de que nosotros llegáramos. Convulsionó durante días y despertó como despiertan mis pacientes después del duro trance. Incapaz de fijar la mirada, de sostener la cabeza, de sentarse, de controlar el movimiento de sus pequeñas extremidades, de comer por si misma, de tragar. Candidata a recibir el temido apelativo: serpiente.
El primer día que trabajé con Ivette, le expliqué a Jackie (así es como me pidió que la llamara) un par de técnicas y ella las entendió rápidamente. Le indiqué que debía hacerle los ejercicios a su nieta cada día. Y así lo hizo.
En tiempo récord Ivette lograba sentarse y ponerse en pie. Aunque todavía no es capaz de fijar la mirada ni controlar su brazo derecho, la he dejado marchar. Jackie conoce la reptacion refleja de Vojta, técnicas de facilitación y técnicas de restricción del lado sano.
Estaba deseando marcharse porque aquí no tiene nadie que pueda comprarle comida, así que con el compromiso de seguir trabajando con la niña y con el compromiso de enseñar a las mujeres de su aldea todo lo que había aprendido, esta mañana se ha marchado..
Estoy segura de que sacara lo máximo de la pequeña Ivette quien, con alta probabilidad, quedará con secuelas. También estoy segura de que si a algún niño de su aldea le sucede lo mismo, será capaz de pasar el testigo y crear así una escuela de kakás.
Se fue contenta.
Sabe que le ha salvado la vida a su nieta.
Y ahora, además, tiene una misión.
Merci Jackie.
Más...
Emmanuel est parti.
Lo primero que hice esta mañana es ir a buscarle a su camilla. Quería regalarle unas caricias para desayunar. Pero ya se había ido.
Dios se lo llevó a su lado durante la noche. Ya había sufrido demasiado su hijo. Y ya había cumplido su cometido en este mundo.
Personas que no lo conocían, rezaron, lloraron, lo quisieron.
Corazones sacudidos salieron de su tibieza. ¡Tantos quisieron apadrinarlo!
Padres que amaron más que nunca a sus hijos. Madres que los observaron dormir cada noche, embelesadas.
Besos, abrazos, achuchones, juegos en familia.
Alcanzó almas de grandes y pequeños: ¡Que suerte tenemos! ¡Gracias por tanto!
Ya tenemos otro angel en el cielo.
Vete a buscar a Survi, pequeño.
Que tus regalos sean eternos, Emmanuel.
Que nunca te olvidemos.
Bébédjia, 4 febrero de 2022
Brotes verdes
Es muy difícil hacerse a la idea de una situación si uno solo mira una foto de un momento determinado, sin saber muy bien qué pasó segundos antes, meses antes, años antes de que la instantánea fuera tomada.
Analizando la foto en cuestión, uno puede hacer un trabajo descriptivo de ese instante, pero poco más.
Por eso es una pasada poder escuchar lo que tiene que contar Sor Pilar, misionera Comboniana en Saint Joseph, que conoce esta zona del planeta desde hace unos 40 años. Cualquier rato con ella es mejor que el mejor libro que os hayáis leído. Su vocación, la reacción de su familia, el primer viaje a Chad…debería escribir un libro. ¡Hay historias de vida tan interesantes que nunca serán contadas!
En este país, origen de los primeros homínidos, conviven pueblos nómadas, islámicos (del norte) y los sara, animistas (del sur). Esta mezcla de culturas forma parte de la riqueza de Chad, aunque también ha sido motivo conflictos civiles en diferentes momentos de la historia.
Cuando Pilar llegó aquí, no había casi de nada. Ni infraestructuras básicas (aunque ahora tampoco es que estemos boyantes), ni campos de cultivo (salvo el algodón), ni posibilidad de comunicarte por teléfono o por correo. Comían alubias rojas, arroz, mijo y, ocasionalmente, cabra. Fin de la variedad. Debían viajar a República Centro Africana para enviar una carta a sus familiares y, si había suerte, igual podrían hacer la ansiada llamada telefónica. Cuando algún misionero de cualquier otra comunidad viajaba a otros países limítrofes, volvía con verduras y hortalizas y las distribuía para que nadie se quedara sin disfrutar de tan exóticos bocados. La práctica totalidad de la población vivía en el medio rural sin acceso a escuelas o servicios sanitarios. Las misioneras se trasladaban de una aldea a otra por caminos de tierra (caminos que en época de lluvias son impracticables), en unos “cuatro latas” de lo más apañados.
Pilar vivió parte de la guerra entre Libia y Chad, que se desarrolló desde mediados de los 70 hasta finales de los 80. No ha sido éste el único conflicto armado que ha sufrido este país, que ha encadenado un enfrentamiento con otro hasta prácticamente 2010.
¡Con razón los chadianos son tan fuertes, duros y sufridos!
Que me voy por las ramas. El caso es que, en medio de ese conflicto, la destinaron 16 años fuera de Africa, y cuenta cómo, al volver (ya pasada la guerra), no podía creer el cambio tan importante que había dado el país y su población.
Recuerda, emocionada, su sorpresa al ver colas de niños esperando a matricularse en la escuela. Campos de cultivos, ganadería…¡Todo había cambiado tanto!
Yo no llevo 40 años aquí pero desde que conocí estas tierras en 2017, he podido ver cómo ha cambiado el paisaje y la población. Aunque queda mucho camino, las infraestructuras van mejorando: hay más kilómetros asfaltados, vuelos internos, cada vez más red…
He visto menos mujeres cargando bebés, más motoristas (y alguno de ellos incluso con casco), más niños jugando cerca du casa, más deporte en los colegios, más risas y curiosidad (sin terror) por ver cómo funcionamos los nazaras. Las mujeres siguen tan bellas, tan elegantes, tan poderosas. Todos llevan las cabezas mas altas. ¡Ese orgullo chadiano! . No han sido ellos, esta vez, los que han más han sufrido durante la última pandemia. Menos mal.No tienen miedo al COVID y nosotros si.
Me enamoré de este país en 2017. Es mi otro lugar en el mundo. Y aunque con altibajos, aquí soy feliz.
Bébédjia, a 3 de febrero de 2022
Simbiosis cooperante
Desde hace años, la Fundación Ilumináfrica organiza misiones quirúrgicas en Chad, tanto en Saint Joseph como en el hospital de Donomanga.
Casi siempre hemos coincidido - al menos unos días- con algún voluntario de su Fundación en Saint Joseph. Generalmente se trata de optometristas o enfermeras que están preparando el terreno para cuando lleguen los oftalmólogos a operar un paciente detrás de otro durante casi dos semanas. Los cooperantes que vienen de avanzadilla trabajan codo con codo con Edouard, el óptico chadiano contratado por ellos. Sensibilización, consultas, “captación” de pacientes y organización de las estresantes jornadas quirúrgicas.
Siempre ha habido cierta simpatía entre Iluminafrica y enganCHADos porque la verdad es que son pocos los que se animan a desarrollar proyectos en este país. En el sur, si te cruzas con un blanco, en el 99% de los casos es un religioso. Hombres y mujeres (la mayoría) de distintas congregaciones y países de procedencia, sosteniendo gran parte de la educación, atención sanitaria y social de esta parte de la población. Por eso a todos los blancos nos llaman “ma sœur”.
Si. A Javi también.
Aunque nuestro concepto de proyectos es muy distinto, son los dos compatibles y necesarios.
Ellos devuelven la vista a cientos de pacientes cada expedición. Operan, operan, operan. Mañana y tarde, hasta que cae la noche y caen ellos mismos de puro agotamiento. Queda poco tiempo para mezclarse con compañeros o Bébédjianos, pero se dejan la piel para llegar al mayor número de pacientes posible.
Nosotros apoyamos económicamente al hospital a través de nuestros proyectos, traemos material y nos integramos en los distintos servicios para dar formación “face to face” y mediante sesiones formativas. Ponemos cara al maravilloso hermanamiento entre el Hospital Universitario de Fuenlabrada y Saint Joseph.
Y aunque nos apreciábamos desde la lejanía, nunca habíamos coincidido (al menos en mis viajes) con una de sus maratones quirúrgicas.
Hasta este año.
Durante casi dos semanas nuestra expedición minimalista ha compartido espacios, comidas, risas y viruses varios con los 5 miembros de Ilumináfrica. Ha sido enriquecedor y divertido. Y un placer haber puesto, por fin, cara a nuestros colegas del globo ocular: Enrique, Rhut, Isabel, Olga y Ana. Bueno, en realidad a Ana la queríamos y admirabamos desde que coincidió con nosotros en 2018 (¡y no vemos el momento de que decida compartir algo de su tiempo y alegría cooperante con EnganCHADos!).
Los ilumináfricos han resultado gente buena, maja, trabajadora y competente con la que me encantaría volver coincidir. (Además, traen comida muy rica)
¡Gracias por todo, Iluminadores de Saint Joseph!
Bébédjia, a 2 de febrero de 2022
Ça marche
Que si.
Que hay buenas nuevas en Saint Joseph.
Que la pequeña Bienvenue (que llegó en brazos de Constatino buscando una cirugía imposible que salvara su pierna) evoluciona tan bien, que hoy mismo se marcha a continuar las curas y cuidados en el Centre de Handicapés de Doba.
Que el niño que cayó del árbol y se fracturó el cráneo y llegó inconsciente y tetrapléjico, aquel que tan pocas posibilidades tenía de no hacer una meningitis o de volver a caminar, se ha marchado hoy de alta con un cabestrillo en el brazo derecho (que retíraré la semana que viene) y una parálisis facial como únicas secuelas. Se llama Modeste, pero su madre y yo hemos acordado que a partir de ahora se llama Modeste Miracle. Porque, ciertamente, es un milagro que siga vivo.
Que los padres de la niña que se cayó de otro árbol y que quedó también tetrapléjica por una lesión medular cervical, han accedido a que permanezca ingresada en Handicapés de Doba y realice tratamiento rehabilitador. Hay esperanza.
Que los niños de la APMS han salido felices de su clase de refuerzo y me han rodeado, a modo de melé, para que les hiciera a cada uno su foto. Abrazada por todos, he sentido su alegría, su cariño y sus catarrazos con mocos.
Ça marche!