Bébédjia, a 12 de febrero de 2022
Mis frascos
Siempre he pensado que sería maravilloso poder guardar imágenes, sonidos, sensaciones, olores y emociones en pequeños botecitos mágicos que uno pudiera abrir cuando lo necesitara para trasladarte, momentáneamente, a esos lugares o a esos momentos tan especiales.
Hoy toca fabricar esas botellitas imaginarias para guardar todo lo que no quiero olvidar.
No quiero olvidar a Modeste-Miracle, a Issa, a Bienvenue, a Yvette y Jackie, a Orphine, a Sandra, Michel, Moustapha o Ahmed.
Quiero guardar en un botecito especial a Emmanuel, en el mismo en el que guardé a Survi en 2019.
Un frasquito contendrá a las misioneras a las que quiero desde hace años y a las nuevas incorporaciones de Mbikou, Doba y Bebotó. Este frasco habré de abrirlo cada vez que piense que mi día a día es duro o cuando la tibieza contamine mi fe.
He conseguido que venga Marie con su tía para despedirme de ella y darle un pañuelito mío que cubra sus cabellos pelirrojos por la malnutrición y que, de paso, alegre su triste mirada. Y unos bombones. Y unas espirales antimosquitos. Y unas galletitas. Y jabón. Y una tetera de plástico. Y agua. A cambio me la llevo en el botecito donde está Blanchie.
En el frasco destinado a los Discapacitados de Mbikou, he añadido a dos más: Franklin y Charlotte. Todos para dentro. Compartiré su esencia con sus generosos padrinos.
El bote de los huérfanos apadrinados gracias al proyecto “estudiar en Chad” está cada vez más lleno. Brilla más, hay más risas, menos malnutridos y mejores notas. Esta esencia la inhalaré cuando esté de bajón. Probablemente iré necesitando un continente mayor, porque hay casi 100 alumnos en Bebotó que necesitan padrino. Ya os contaré más adelante.
Nuestra cocinera Jeannette y sus sabrosos platos merecen el bote de los sabores. El aguacate, la lechuga, la cebolla, la berenjena, la pizza de cabra y la mousaka con bechamel hecha con leche en polvo Nido.
Me guardo el olor ajazminado de unas flores que nunca llegué a identificar. Un olor dulce y suave que nos ha acompañado todo el viaje y que nunca había sentido en las misiones previas.
Los majestuosos mangos con sus frutos todavía inmaduros, los árboles de flores naranjas, las buganvillas, las estrellas que brillan más que en casa, la luna que crece de abajo a arriba, el sonido de las aves nocturnas y la voz de Sor Marie cantando.
Me guardo los momentos de risas (muchos) y los más tristes y bajos.
El color azul de Saint Joseph. Mis compañeros. Mis amigos.
Hoy acaba la misión en Saint Joseph.
Nos espera el espantoso viaje de vuelta pero también la llegada al maravilloso dentro de acogida, lugar donde das al interruptor y la luz se enciende ¡a cualquier hora!
Antes de montarnos en el avión nos haremos la PCR (que esperemos sea negativa), nos enfrentaremos a los tediosos trámites del aeropuerto y, si Dios quiere, volaremos la madrugada del martes al miércoles.
Muchas gracias a todos los que habéis querido abrir los ojos y los oídos durante este mes. Los que habéis accedido a compartir el dolor, la enfermedad y la muerte con nosotros, con ellos. A todos a los que os entristece el sufrimiento ajeno y os enoja la injusticia. A vosotros, qué soñáis con un mundo mejor, más equitativo y solidario.
Nos vemos en la web www.enganchados.org, en nuestro perfil de Instagram @enganchados_oficial, en facebook (Enganchados ONG) o en Twitter @eCHADnosunamano.
Merci. Oi djo. شكرا لك.
À tout! Beré! إلى اللقاء