Martes, 08 Octubre 2019 17:00

Cal y Arena Destacado

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Bébédjia, 3 de octubre de 2019
 
Os escribo desde mi crisálida blanca. Aunque es nueva (tiesa total), tiene dos agujeros por donde pueden entrar los pequeños asesinos voladores. 
(Mamá, no te agobies que he tapado los defectos con un par de pedazos de de cinta aislante) .
 
Desde mi crisálida veo la salamandra que velará mi sueño. Apago la lámpara portátil y cierro los ojos. Escucho el canto rítmico de las aves nocturnas y los murciélagos. 
Cierro los ojos para recordar el primer día.
 
Agridulce. Cal y arena.
 
Fui la última en salir del recinto de las chambres. Mientras me peleaba con el candado,  alguien me llama.
 
- ¡Baula! 
 
Me vuelvo. Una de las mamás adolescente del pasado viaje me mira sonriendo de oreja a oreja. 
- ¡Baula, Baula!- canturrea. 
- Georgette!
Nos abrazamos, le acaricio la cara. Está igual. 
Dulce.
 
- Anais est hospitalisée?
Su preciosa, sonriente  y meona malnutrida era el ojito derecho de Sor Raffaella. Anaïs se abrazaba a ella como si fuera una koala. A todos se nos caía la baba on la pequeña
 
La adolescente ensombrece la mirada. Me da miedo preguntar. 
 
- Elle a décédé.
 ¿Cómo digerir esta noticia tan amarga? Falleció hace dos meses. No puedo dejar de pensar en cómo decírselo a Marimar, o en lo triste que se pondría Rafaela cuando se enteró.
 
Nos abrazamos nuevamente y la invito a venir a verme. Ese día estaba de paso acompañando a una amiga.
 
Pronto llega mucho dulce. 
- ¡Paula!
Escucho mi nombre una veintena de veces. Abrazo a mis compañeros Chadianos uno a uno. Acompañando a los achuchones, choques de manos e intercambio rápido de información. 
 
- Ça va? La famille? Fatiguée? Bienvenue!
 
Cada uno de sus abrazos sinceros vuelve a recargar el “compartimento” de felicidad, tanto que el día,  a pesar de otros pequeños reveses recibidos, termina dibujando mi sonrisa típica Bebedjiana.
 
La cosa no va mal. El pueblo disfruta de un par de horas de electricidad, el local técnico para las baterías e inversores de la planta fotovoltaica está prácticamente terminado. 
Los médicos Chadianos trabajan maravillosamente a pesar de la sobrecarga: adultos malísimos, 102 niños ingresados, hacinados en los dormitorios, quirófanos a pleno rendimiento...
Los enfermeros, como siempre, de 10. Algunos trabajando con paludismo, haciendo noches mientras toman su quinina.
  
El barco sigue a flote. 
 
Descansa en paz, risueña Anaïs.
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