Bébédjia, a 28 de febrero de 2025
Lo que pides vs lo que te llega
Me encantan los paños africanos y los vestidos que las chadianas se hacen con ellos. Sus pieles de noche bruñida envueltas por esos lienzos coloridos que no hacen más que resaltar sus exuberantes cuerpos.
Quién tuviera esa piel.
Quién tuviera esos cuerpos.
Lamentablemente, después de unos cuantos viajes a Chad y de haberme confeccionado, tanto aquí como en casa, todo tipo de prendas, he aceptado que sus ceñidas y vibrantes indumentarias no favorecen a una escuálida nasara como yo. Ni a una nasara, aunque no sea escuálida.
Recuerdo ese vestido en colores turquesa y amarillo (con ventanas en forma de corazón en sus mangas, que no le faltaba de nada al atuendo) del que me tuvo que excarcelar Javier un día porque me quedé atascada cuando la cosa pasó del pecho. También es verdad que ni una medida me tomó el sastre del marché. Le bastó con un escaneo con la mirada para decidir las dimensiones del traje de princesa que a los pocos días me entregó.
Ese vestido se lo regalé a mi hija Chadiana pero todavía tengo tops, faldas, pareos y pantalones acumulando polvo en mi casa.
Con la lección por fin aprendida, llevo ya un par de años queriendo hacerme con un pañuelo grande como los que llevan las mujeres árabes. Ellas suelen ser mas menudas y bajas que las “sureñas” , como las denominan aquí. Sus rasgos son más finos y su piel es de color bronce o canela.
Un poco más “yo” si son.
Estas mujeres, que suelen usar aceites perfumados (para gozo de los que nos acercamos a ellas huyendo de alguna peste vecina),
envuelven sus cuerpos con unos sedosos velos de colores algo más discretos que los paños africanos. Es precioso ver cómo baila la tela sobre sus figuras, como se ondula y despliega con cada paso que dan, adaptándose a su cadencia. Cómo acaricia su delicada piel y se desliza por ella cuando se sientan.
Generalmente llevan estos delicados chales sobre otra prenda ceñida, pero hay mujeres que solo se cubren la cabeza y el cuello con ellos a modo de “Shayla” y utilizan vestidos vaporosos por debajo.
Vaya, que yo me veo más con un modelamen árabe y en mi wishlist de este año estaba anotado “encontrar tela vaporosa árabe para mi”.
El caso es que el otro día acabaron pronto el parte de quirófano y el resto del equipo se marchó a dar un voltio por el mercado. Yo tenía pacientes todavía por ver, así que le pedí a Sara que se hiciera con uno de esos velos para mi.
Difícil el recado, lo sé, que habré estado en el marché enemil veces y nunca he visto una boutique (me parece tannn gracioso que llamen así al cutre chiringo hecho con palos y pajas…) que los tenga.
Entre paciente y paciente veía las fotos que me mandaban y, cansadas ambas partes de la búsqueda, me decidí por la tela menos fea que vi colgada.
-Buff…no sé. Creo que el azul mejor, que el rosa es muy feo….
LO QUE PIDES: No me esperaba nada extraordinario, pero al menos si una tela liviana y manejable.
LO QUE RECIBES
El packaging: bolsa caca perro XXL y tela emburruñada en su interior.
La tela:
- ¿Pero esto qué es? Esto está más rígido que una bolsa de rafia…
- Lo que nos has dicho que compremos, nena.
Cómo la voy a matar si habla con un gracejo que dan ganas de comerle la cara.
La tela: fea, tiesa, de las que pican un poco, y con unos flequillos en un extremo mosqueantes…
Vuelta a la bolsa finustica negra.
Ya veremos qué hago con ella.
Al día siguiente me suena el WhatsApp dmientras estoy en la pediatría y mis compis en la cirugía.
Hay una foto.
No se me descargan las fotos automáticamente.
La abro.
Cubriendo cada ventana de la sala de hospitalización, mi tela.
Había comprado una cortina. Una cortina fea. Una cortina que parece un mantel malo del chino.
Casi se ahoga Pelagie de la risa cuando le he traído la cortina. Ha presentado mi caso en sesión. Ha intentado colocármelo a modo vestido. Se ha abierto un debate sobre las compras “online” y, entre risa y risa (que os digo que pocas cosas suenan tan bien aquí como las risas de Pelagie), he visto a la jefa de pediatría mirar mi cortina con ojos golositos.
Una mujer tan top como ella se merece una cortina tiesa, de los colores de moda, que cubra la puerta de su humilde casa.
Y de paso que le recuerde que tiene una amiga y compañera española con muy mal gusto que la quiere y admira a partes iguales.