Bébédjia, a 25 de febrero de 2023
Los Hoyuelos
Todos los viajes se añade al grupo de discapacitados de Mbikou un nuevo fichaje.
Cada año paso revisión a la tropa y este es el primero que me han podido ayudar en la difícil tarea de decidir quién sería candidato a cirugía y quien no. En la mayoría de casos el remedio es peor que la enfermedad, así que, como dice Jose, mejor no tocar.
Mbai, nueva incorporación a nuestro prestigioso equipo, fue la excepción. Lo encontramos sentado con el resto de sus compañeros. Cuando Maritza le pidió que se pusiera en pie, no pude contener el “madre mía” que me salió desde lo mas profundo de mi ser.
Madre mía.
¿Cómo es posible que una deformidad así no se haya tratado nada más nacer?
¿Cómo es posible que se pueda poner en pie, que pueda caminar, que no muera de dolor?
Es posible. Aquí todo es posible. Sus rodillas dirigiéndose hacia atrás, mucho más allá de sus talones; su cuerpo excesivamente inclinado hacia delante para no caer; su abdomen a la altura de sus pequeños pies y sus manos que caen hasta alcanzar las rodillas. Mirándolo de lado, el pequeño parece una “S” a punto de caer. Y, a pesar de todo, ante un mínimo estímulo, las comisuras dibujan una enorme sonrisa que termina en unos hoyuelos que no me pueden gustar mas.
Al pobre lo exploramos boca arriba, boca abajo, boca arriba otra vez, de lado, sentado, de pie, sentado, y otra vez de pie. ¡Vaya lío para testar los músculos! Que si este es extensor pero aquí flexiona, que si los isquiotibiales van por aquí o por allá, que si mira este pie…
En fin. Que después de volvernos locos y volver loco al niño, pensamos que quizá se beneficiaría de una pequeña intervención sobre los tendones para evitar la progresión de su deformidad y del dolor en los años que vienen.
Y ayer se hizo.
En el pasillo de quirófano lloraba inconsolablemente. Yo le acariciaba y le decía que todo iba a ir bien, pero la ansiedad fue in crescendo cuando vio al pobre Abdulay (con una cara de bueno que tira para atrás), aproximarse con la ketamina. Con la ayuda de 4 adultos (si, 4), por fin se quedó plácidamente dormido y empezó la faena. A pesar de que era, a priori, una Cirugia “simple” donde solo se actuó sobre los tendones, resulto más complicada de lo previsto. Los tejidos estaban muy fibrosados, la articulación deformada y no se pudo alcanzar la flexión con la que soñábamos. El equipo de quirófano acabó agotado, hipoglucémico y por las miradas continuas al reloj del quirófano, probablemente acordándose de nuestras respectivas familias .
Esta mañana estaba tumbado en la cama, enfurruñado, observando sus piernas enyesadas, rectas por primera vez. Me retiró la mirada las primeras veces pero yo notaba como sus hoyuelos luchaban por asomar. Poco pudo hacer para retenerlos. Son los hoyuelos más poderosos que que jamás haya visto.
Pese a su negativa inicial, lo pusimos de pie con los yeso. La resistencia fue dando paso a una mirada un poco de asombro al comprender las ventajas de ver el mundo desde un poco más arriba.
Todo ha ido bien, si, pero tanto Jose como yo tenemos miedo de que la cirugia fracase, de que Mbai tenga dolor o que le cueste más caminar.
Queda mucho trabajo por delante. Afortunadamente se marchará en un par de días al Centre de Handicapés de Doba para empezar a entrenar la marcha con bastones y, en dos meses, retirar yesos , potenciar y reaprender a andar.
No solo tiene a Sor Mabel detrás. También tiene a las hermanas de Mbikou y al todo el grupo de padrinos españoles de niños con discapacidad de enganCHADos.
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