Bébédjia, 2 de febrero de 2024
Amanece fresco en Bébédjia. No sé muy bien a qué temperatura estamos porque sigo sin datos. Estar incomunicado más de 24 horas: un sueño en el primer mundo, una pesadilla en Chad. Sobre todo cuando tienes que dar señales de vida.
Anoche me quedé dormida en cuanto mi cuerpo rozó el colchón. Andaba yo con sueños vívidos cuando, a las 3 de la mañana, se encendió la luz. Aquí suelo dormir con antifaz, no solo porque amanece a las 5:30 (y soy de las que necesita dormir en la negritud total), sino porque me protejo de las picaduras. Claro está que el antifaz se mantiene en su sitio la primera hora de sueño. A la tercera vuelta en la cama comienza su caprichoso viaje hacia la cabecera o hacia los pies.
A lo que iba. Cuando me acosté no había electricidad , así que se me olvidó apagar el interruptor. Se hizo la luz a las 3 de la madrugada y me desperté. Había que hacer dos cesáreas urgentes y uno de los bebés necesitaba oxígeno. Desde que cambiamos las baterías de la fotovoltaica, ya no se escatima tanto con las cirugías urgentes. También se está respetando lo de la luz en caso de necesidad en la pediatría. En un país donde la vida de los niños vale tan poco, ha costado mucho que comprendieran que hay que echar el resto para que sobrevivan. Aunque se trate de un recién nacido, todavía un “embá”, sin nombre y dependiente de los cuidados de su madre. Y no productivo. En este sentido, más que dos mundos parecen dos planetas distintos. Nuestra vida gira en torno a los niños. Aquí, el adulto es el protagonista.
En el pase de visita por la sala de cuidados intensivos pediátricos el pequeño había muerto, pero como no tenía el oxímetro puesto (se ha averiado y no logran repararlo), nadie se había dado cuenta. Otro año un estreno duro.
Por lo demás la pediatría está tranquila. Hay 38 niños ingresados, de los cuales 15 son malnutridos. Nada que ver con la época de lluvias. Ninguno con secuelas neurologicas por el momento.
Ya sé que te ha parecido que había muchísimos enfermeros. Son la primera promoción de estudiantes de la recién inaugurado “campus” de Ciencias de la Salud de la Université Catholique d’ Afrique Centrale, que está al otro lado de la carretera del hospital. Aquí se forma la primera promoción de matronas, enfermeros y técnicos de laboratorio de la UCA de Bébédjia . ¡Saint Joseph se ha convertido en un hospital universitario!
Este año veo pocos familiares de pacientes en el recinto, pero en cuanto se enteren de que el cirujano nasara ha venido a operar, estará de bote en bote.
Lo mejor del día: los abrazos de mis compañeros de Saint Joseph, la visita de Rambeye, escuchar como los niños de la carretera me llaman por mi nombre, la pizza de cabra, la compañía alocada de Javi y la recuperación de datos móviles esta tarde.
La guinda: leer los mensajes de mamá y escuchar los audios de Jon y Marina justo antes de apagar la linterna.
Masaa al-kheir, abú ♥