Madrid, 30 de enero de 2024
Últimas horas previaje y me pregunto varias cosas.
- ¿Las mochilas encogen cuando se lavan a mano?
- ¿La ropa engorda de un año a otro?
- ¿Te has estresado al verme estas últimas 24 horas, papá? ¿Acaso es eso posible?
Mi ropa chadiana abulta más que los años previos.
El macuto es, claramente más pequeño.
No sirve de mucho intentar envasar al vacío la ropa porque el sobrante de plástico ocupa espacio ERGO lo que ganas por un lado, lo pierdes por otro. Pero oye, bien que te lo has pasado con Pablete y la aspiradora.
Tampoco resulta útil meter las prendas en los organizadores de maleta con posibilidad de cerrar una segunda cremallera para ceñirlo todo más. Al final ocupan más, pesan más y son menos flexibles. Mejor en los organizadores de siempre.
Lo he probado todo.
He sacado pantalones, camisas, camisetas. He mezclado calcetines con pantalones por si los sujetadores se acomodaban mejor con las camisetas (fíjate tú la chorrada)
He cambiado de modelos y tamaños de organizadores.
He hecho el tetris una y otra vez.
He metido el pie hasta la mitad de la mochila para hacer hueco pero no ha servido de mucho, papá: está claro que hay cosas irreductibles.
Una vez con la mochila semicerrada (que todavía falta el neceser), miro sin querer mirar las costuras que están casi a reventar y llamo a esbirro número 3 (jugador de rugby y con una agudeza visual claramente superior a la mía ) para que me ayude a pesar el bicho con una de esas básculas de mano.
- A ver…23…no. 24 kilos, mamá.
- ¿PEERRRRDONA?
- Sip. Mira, aquí lo dice.
-
Me alejo medio metro del número digital (por aquello de la perspectiva) y si. Efectivamente. Inexplicablemente pesa 24 kilamenes..
¿Pero cómo es posible que pese lo mismo que los maletones? Es imposible que me dejen pasar con este fardo a la cabina. Si tampoco he sido tan exagerada con la ropa…
Entonces pienso en ti, papá. Justo y preciso. Te gustaba viajar con prendas que te cubrieran en caso de cualquier inclemencia meteorológica o incidencia manchil. Calzado para todo: un par para ir, otro para estar, otro para volver. Uno para hacer senderismo en pista, otro para trecking un poco más duro. Sin olvidar el par un poco híbrido que sirviera para salir a cenar pero con su toque rural. Secuelas de los Jesuitas de Tudela, donde solo tenías un par de alpargatillas.
Que se me va la burra a los trigos. Pensando en ti, me he echado a reír. Sin duda, este es tu viaje soñado, tu drimcamtru para llegar al estado de cortocircuito bestial.
Y mientras un trozo de mi cerebro estaba contigo, el otro andaba pensando la manera de bajar 10 kilos de la báscula.
— Mamá …
- Cariño, déjame pensar
- Mamá, escucha…¡que está en libras!
¡¡¡SUBIDÓN!!!
No more tetris.
Pasemos al resto de tareas.
Imprimir diccionario español-ganbae- árabe (la autora: una me da).
Ir a recoger el “paquetito” para Sor Aurita, Salesiana que está en Koumra. Lo que inicialmente eran unas pilas para el audífono se ha convertido en…TACHÁN!…paquete de kilo y medio ?.
- Es que también le metí un poco de chocolate y un juego que nos pidió…pero se lo compramos de viaje, ¿eh?
Se masca la movida en la cola de facturación de AirFrance…todo con sobrepeso. Bueno, todo no. La mochila is under 13k.
Ha habido visita a madre, consulta con Juan, compra de last minute, llevada a rugby de Pablo y compañía, una hora de desestress con el maravilloso grupo de atletismo y nuestra DominAdrix y vuelta a casa para los flecos.
No sé si acostarme, la verdad.
Me lo estoy pensando mientras me doy un bañito caliente (de esos con los que fantasearé en Bébédjia) y una copa de Trus en mano.
En un rato nos vemos en el aeropuerto, papá. Ahora si.
Mientras, vete con mamá y asegúrate de que se tome el Oniria, que si no tampoco pega ojo.
Muchas ganas.
Ya si.
Beré!