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Blog Dr. Marisol Lablanca
Anestesiologa en el hospital de Fuenlabrada
Hoy es dia de reflexión. Ya preparando la vuelta. Un poco blandengue, la verdad, pero pretendo hacer un análisis justo para la situación, ya pasados los primeros días en los que prevalecía la rabia y el desánimo por no ver los resultados deseados. Anticipo que esta variabilidad de sentimientos está perfectamente descrito en los manuales de los cooperantes.
Ha tocado docencia. A las 16 horas después de otra dura jornada de trabajo (desde las 7 a.m ) con las condiciones de trabajo de aquí que multiplican en dificultad las nuestras del mundo occidental. Y el calor. Temperaturas como nuestro verano, ese, el que se debía al cambio climático.
Nota: sin aire acondicionado.
Llevo una semana enseñando RCP básica a los candidatos a quirófano. Lo hacen bien y les encanta. Han aprendido a utilizar un ambú, un modelo que suena con las compresiones y todo al ritmo Macarena, que así se ríen y con risa siempre se aprende mejor.
Después, me vine arriba, y pensé, ¿ porqué no enseñar la RCP avanzada? Bien, pues a hacer diapositivas, que las otras las llevaba desde Madrid.
Pis pas pis pas….llegamos a evaluar el ritmo cardíaco, ¿fácil verdad? si, cuando tienes monitor. Aquí solo hay monitor en el quirófano, y funciona de esa manera. Sensa de vez en cuando, si coincide que los electrodos son nuevos, porque aquí se ahorra. Se limpian y se reutilizan si hay alguna posibilidad de alargar su tiempo de uso. Saben bien eso de cuando no hay, no hay. No os cuento la cara que me pusieron el primer día cuando toda digna, quito los de mi paciente y los tiro a la papelera, haciendo gala de esa asepsia aprendida. Al segundo paciente se morían de risa. Ya lo dice el refrán, “donde fueres haz lo que vieres”.
Vuelvo al tema. Pues la verdad es que casi me alegré que no hubiese monitores porque luego llegamos a los ritmos desfibrilables y claro...DEA tampoco. Pensé en la electrocución, pero risas aparte, esa posibilidad depende de la hora de la parada, si coincide que hay electricidad, que los paneles han cargado lo suficiente etc… La electricidad es un bien muy escaso. Unas horas por la mañana y una o dos por la tarde. Así que pensé, pues nada, lo dejamos a su ser. “Se morí” que decimos.
Ya, pero estaba revuelta. Una persona que está ingresada en un hospital merece una oportunidad ¿no os parece? No me salía parar ahí. Adrenalina hay, atropina también y la supervivencia se la ganan todos los días desde que se levantan. Así que tocaba consultar a una ucista amiga como resolver el problema y efectivamente mas o menos, salvamos ese escollo. Las diapos han quedado estupendas. No la he titulado RCP adaptada al medio, porque no quería que preguntaran que otros medios hay. Cobardía pura.
Pues ya solo queda exponer. Se la he enseñado a uno de los postulantes a quirófano, y tras dos leídas me ha dicho que sí, y que faltaba la dosis de adrenalina en niños. ¡Toma ya!
Venga, vamos a por los microgramos por kg de peso. Por favor por favor, una dilución fácil de recordar y que no tenga esa palabrota que se usa para decir las dosis y adelante.
Y ahí está. Realizó una exposición convincente con esa dignidad que dá el ser docente. Una comunicación verbal y no verbal impecable, eso que llamamos buen comunicador.
Igual que el día anterior cuando fuimos a captar donantes de sangre en los colegios. Y es que un estímulo lo es casi todo. Ha sido un orgullo la verdad.
Han aprendido a ventilar con ambú y a dar masaje a ritmo y profundidad adecuada. Como dicen las Guidelines del European-Resucitation- Council. Paso del año.
Y es inevitable comparar mi mundo y el suyo. Anestesia en búsqueda de la excelencia y anestesia en países en desarrollo. Ya, eso es lo difícil “ El Desarrollo”.
Con unas bases sociales tan diferente y hablo de tener o no tener, no de tener más o menos, contadme como se puede alimentar la idea de progreso. Nuestros básicos son un sueño aquí. Luz, agua, comida, jabón y todos los etc. que os alcance la imaginación.
Para crecer necesitan motivación sí, pero para motivarse necesitan una oportunidad unos mínimos y una ilusión. Vamos, como todos. Solo nos diferenciamos en la oportunidad.
Creo que en este viaje yo he aprendido más de ellos que ellos de mí. Les dejo un ambú, la idea de pelear una muerte y todo mi respeto y cariño.
¡À la procháine! MARISOL