Bébédjia, a 6 de febrero de 2024
Como aquí el barco siempre hace aguas por algún lado, mi alegría es subtotal. Hay más horas de luz, se responde a las demandas extraordinarias pero apenas hay aparatos que enchufar…
No funcionan los monitores (hay dos) para comprobar la saturación. Cuando pregunté que cuándo habían dejado de funcionar, obtuve la respuesta que hacía que a Elisabeth se le fundieran los plomos una y otra vez:
- DEPUIS.
- Mais… depuis quand?
- DEPUIS- DEPUIS
O sea….hace tanto que ya ni me acuerdo.
Pero nadie dijo nada. Si lo hubieran hecho, habríamos venido con al menos uno.
El año pasado trajimos una decena de pulsioximetros pediátricos y ahora solo hay uno de adultos para toda la pediatría. De poco sirve cuando los deditos pertenecen a un prematuro de menos de un kilo y medio.
Hoy, en un intento (absurdo) de averiguar qué les pasa a los monitores (yo, que todavía no entiendo el calentador de mi casa) he dejado sin luz 3 veces la pediatría.
Pero ahí no termina la cosa. Ayer descubrí que dos de los concentradores de la sala (escondidos bajo sus fundas), tampoco funcionan (no tienen botellas, no encienden…) . Os preguntaréis (como yo) desde hace cuánto. Pues eso. Depuis depuis.
Como las desgracias nunca vienen solas, hoy también se ha estropeado uno de los concentradores que sobrevivía. Una de las conexiones no sella bien y hemos estado un rato intentando amarrar trozos de guante para que el oxígeno llegue al extremo de las gafas nasales. Ni modo. Haría falta una brida. Cuando he ido a buscar una al dépôt, Jean Paul y Rosengar (conductor y jefe de mantenimiento respectivamente) se han mirado y han comenzado a reír. Por lo visto una brida no es algo que se pueda encontrar en cualquier lado. Esta piececilla de plástico podríamos encontrarla en Doba (a 35 kilómetros) aunque para asegurarnos, habría que ir a Mondou (a 65), y aún así dudan que encontrara una del tamaño que quiero.
Bref. Que no hay monitores y solo queda un concentrador útil que tiene dos salidas. No estamos en época de lluvia y con uno, por el momento, nos apañamos (cambiándolo de un paciente a otro en función del estado) pero pronto la cosa empeorará y se saturará la pediatría con 15 o más niños con necesidades de oxígeno. ¿Qué harán entonces? ¿Lo utilizarán con los dos niños más graves o con dos que tengan posibilidades? Espero no encontrarme con esa disyuntiva estos días.
Mi sueño de hoy: que alguien que pase por Doba o Mondou encuentre una brida del tamaño perfecto y nos la traiga.
Enchúfanos, papá.
Y no te desesperes. Ça va aller.